10 años recordando a Michael White

Este 4º de abril se cumplen 10 años de la sorpresiva muerte de Michael White que nos remeció a muchxs a través del tiempo. Mientras más lo conocíamos a través de sus ideas, sus prácticas, su forma de compartir su trabajo, su escritura amena y provocativa y sus propuestas subversivas, respetuosas y dignificadoras para el trabajo (y más allá), más momentos de silencio reflexivo nos generaba, un silencio como intentando conexión, como respetando algo importante, transformador, un silencio que si tuviese palabras diría algo así como “¿qué hacer para honrar este legado? ¿Cómo contribuir con que este desarrollo no se diluya entre tanto ruido?”.
Se acabó la presencia física/material de Michael y con ella la posibilidad de sus futuros desarrollos, nuevas ideas, nuevas prácticas subversivas, esperanzadoras, posibilitadoras, como diría David Epston: mágicas. Entonces, lo que era presente y futuro se volvió legado y ese legado es el que nos inspira a re-cordar a Michael día a día en nuestro trabajo y vida.
Antes de morir fue explícito: “no quiero hagiografías de mí”, que relatáramos su memoria como se relata la memoria de los santos no era una esperanza. Nosotrxs no estamos recordando un santo. Estamos recordando un hombre que contribuyó junto a muchxs otrxs (que continúan con este compromiso), a generar un trabajo que acerca a la gente que atendemos y también a nosotrxs mismxs, quienes estamos encargadxs de “atender”, a conectarnos con territorios preferidos de nuestras vidas, a darle forma a nuestro trabajo en formas que sean armónicas y que honren aquello que es importante para nosotrxs en la vida, a promover que aquello que es valioso para quienes atendemos sea relevado y enriquecido, que aquello que quizá nunca ha tenido un espacio para ser nombrado sea nombrado, a encontrarse con la vida de maneras que abren posibilidades para responder con sentido de pertenencia o agencia relacional distribuida.
Este año para Pranas Chile es un año especial, es un año de fiesta, de ritos, de re-conexión, de honramiento, de re-conectarnos con la historia para pensar, sentir y actuar el presente y el futuro.
Este año diremos con responsabilidad e ilusión: “Hola, Michael” y abriremos espacios para continuar con la conversación colectiva.
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