Claudia Vallejos
Mi nombre es Claudia, me dicen Clo. Nací en Chile, específicamente en la ciudad de Talcahuano. Crecí en esta misma ciudad en un contexto de dictadura cívico militar, entre los efectos del terrorismo de Estado, entre relatos de historias de resistencia y sobrevivencia a la dictadura, entre los maravillosos cuidados de mi abuela y abuelo, entre libros, mates, tango y rancheras.
En el tiempo de tener que elegir una “profesión” que me hiciera sentido, me tomé un tiempo de búsqueda hasta que decidí estudiar terapia ocupacional, la que se convirtió en un oficio a través del cual he podido desarrollar mi interés por lo terapéutico y visibilizar todo lo implicado en este espacio de tanto poder disciplinar y relacional.
Desde el conocimiento práctico en diversas prácticas de las terapias ocupacionales, me fui encontrando con personas y a la vez permeando de sus experiencias de institucionalización de sus vidas, de totalización y exclusión de sus identidades desde discursos disciplinares hegemónicos construidos en torno a ideas de discapacidad, de relatos de patologización de sus malestares, de medicalización de sus cuerpos, de criminalización de identidades, de historias de deshumanización mediante el encarcelamiento y privación de sus libertades.
En este camino como terapeuta ocupacional me encontré un día con la terapia narrativa de PRANAS Chile, siendo estas prácticas las que se han ido convirtiendo en mi territorio ético y político preferido desde donde establezco mis posicionamientos como terapeuta ocupacional, desde donde me relaciono con las personas que acompaño terapéuticamente (o sólo acompaño) entendiendo que nunca son el problema, y desde donde intenciono la develación de otras formas de poder que se ejerce de manera abusiva y violenta, como un ejercicio de rendir cuentas y situarme en territorios de justicias.
Hace ya un tiempo que mis compromisos se construyen en relación a y con las personas que están en situación de privación de libertad, que están encarceladas y cuyas historias han sido secuestradas por discursos criminalizadores. Desde ahí me he ido vinculando a prácticas de justicia restaurativa, y mis posicionamientos se van sosteniendo desde otros entendimientos acerca de las justicias sociales, en sus ausencias y en sus presencias en las vidas de las personas que están encarceladas, y también en las posibilidades de ser como las que se vislumbran en las prácticas de justicia restaurativa, posibilitando otras historias de responsabilización que nos involucran ética y políticamente como terapeutas que acompañan a las personas en su privación de libertad. Estos son mis posiciones declaradas en mis prácticas como docente de la Escuela de Terapia Ocupacional de la Universidad Mayor, como terapeuta ocupacional del programa de Libertad Vigilada de CODESAM-COSAM Pudahuel, como voluntaria de la ONG Leasur, como mujer que acompaña terapéuticamente a hombres que han ejercido violencia entendida como delitos.